7/4/25- (Pag. 12): Cierra los ojos y repite mentalmente algo que sabes que no es cierto; como: “Mi perro es azul”. Verás que la mente no tiene ningún problema para decirlo. Es tu responsabilidad no creer todo lo que esa voz te diga.

La voz mental varias veces me ha dicho cosas que no son ciertas, cosas que despiertan mi miedo, siendo que en general no soy miedosa. Veo que esas voces que escucho, tienen sonoridades diferentes, y las atribuyo a distintos personajes de mi ego, a uno de ellos lo llamo “mi mamá”, (que era muy desconfiada, y siempre nos decía que la gente quiere engañarnos…) Ya sé que actualmente yo debo estar metida,  en diferentes formas, en la cabeza de mis cuatro hijos. Veo también que observar  el constante parloteo de mi mente me resulta bastante divertido. Basta que me proponga hacer algo, supongamos que sea cocinar para este mediodía, enseguida aparece mi voz, (“la consejera”) que me aconseja que plato hacer y que ponerle, como si la cocinera no lo supiera… Habla y habla, no para nunca porque siempre estoy haciendo cosas…

8/4/ 25 (Pag. 14) Durante un buen día, ¿qué piensas sobre ti mismo? Escribe un poco describiendo los pensamientos positivos que eres capaz de tener sobre ti. Y cuando tienes un mal día ¿qué pensamientos sobre ti vienen a tu mente?

En general considero que tengo días positivos, aunque todos los días traen algo que yo no pedí, y algo de lo que sí quería conseguir. Como no tiendo a generalizar, no puedo hacer la distinción que acá se me pide, pero soy bastante positiva en lo que pienso sobre mí. Me gusta que la gente me valore. Y para eso empecé valorándome a mí misma. Mi mente ya ha tomado el hábito de decirme: “Muy bien, estupendo, es casi perfecto…”, y yo me sonrío…

Cuando las cosas no salen como yo deseo, la mente se pone en marcha y ya no es fácil hacerla parar. Por ejemplo: los ladrillos pedidos y pagados hace más de diez días para la obra, aún no llegan. Cada vez que reclamamos, nos dicen: Hoy seguro que llegan. Pero no es así. Entonces, ¿qué pasó?: que anoche mi mente no pudo parar. Me aconsejaba cómo quejarme, lo que el señor me diría, y por más que usara todas mis diferentes técnicas para que parara, me era imposible hacerla callar.  Al final una técnica respiratoria, muy consciente, la acalló, y pude descansar unas 4 horitas… A esto es a lo que podría llamar un día malo, pero sobre mí no pienso nada malo. Sí, suelo juzgar a otros…

9/4/25 , (Pag. 16) Escribe sobre lo que supone experimentar pensamientos contradictorios en la mente. Luego escribe sobre la parte de ti que es consciente de que se está produciendo esa contradicción. Tener pensamientos contradictorios sería, por ejemplo ver las ventajas de ponerme a cocinar con los ingredientes que tenga, y reunirme con mis amigos “a la canasta”; o ver también las ventajas de ir con amigos a comer a un restaurant. Estas dos ventajas se contradicen.  Y no soy ninguno de los dos personajes que tiran para lados opuestos… yo soy la Conciencia, la que ve la contradicción, y que sonriendo, con una voz diferente, mucho más suave y profunda, me dice: “tienes que elegir”.