Hay muchos tipos de placeres, por ejemplo el placer de tener más conocimiento y comprensión de la vida, el placer de investigar si existe la verdad, qué es Dios, o la  “Conciencia Infinita”. Algunos se limitan a buscar placer físico, o sensorial. Pero es claro que la mayoría de los humanos buscamos externa e internamente el placer, y que eso es lo que ya ha estructurado toda nuestra sociedad.

Creo importante que investiguemos la naturaleza del placer, y ¿por qué será que quedamos presos de él? Este viaje de investigación lo podemos hacer juntos. Las preguntas serían las siguientes: – 1) ¿Qué es el placer?; 2) – ¿Por qué estamos reclamando siempre más placer?; y 3) – ¿…Qué parte nuestra es la que reclama? El  placer surge de reacciones sensitivas, de recuerdos de placeres anteriores, y hay deseos de conocimiento, fama, y éxito. La mente es la que recuerda, y reclama más.

Ahora me aparece esta pregunta: ¿El ser humano podrá vivir sin pertenecer a ningún grupo, sociedad, nacionalidad, dogma o religión? Y esta investigación, ¿podrá conducirnos a liberar la mente de toda estructura sociológica y psicológica?, de tal forma que podamos darnos cuenta de la complejidad de las relaciones externas. Una mente tal, que sea libre y pueda percibir su propio mecanismo, y que se interese en la comprensión total del hombre, no es algo fácil de conseguir…

Sabemos que lo que seamos internamente es lo que se manifestará en lo exterior; y que cuando ya conozca la estructura psicológica y social de mi búsqueda de placer, puedo seguirla implacablemente, con ojos abiertos, porque lo que deseo, o estoy buscando es tener esa paz interna, que me permita mirar hacia adentro, para con certeza conocer quién y cómo soy, cómo actúo y qué es lo que estoy pudiendo brindar a otros… pues siento que el servicio es parte de lo que estructura mi Misión.

Acá estoy en un lugar privilegiado, donde trabajan unas 20 personas siempre sonrientes, que conocen los nombres de los 40 residentes, y tratan de que estemos bien. Estoy a gusto pero sigo añorando esa independencia con la que yo vivía, y creo que sólo me falta un mes para que empiece a cargar mi valija con todo mi aprendizaje. Al viajar hacia este cambio de domicilio, me prometía… “Allí aprenderé a socializar”, y en estos 50  días, me noto solo un poquitín más sociable y más sonriente.

El placer y la pena van unidos y sin comprenderlos, nunca estaremos libres del temor. Con miedo, vivimos en conflicto y somos violentos. Para no serlo hemos de entender cómo ellos están unidos a los placeres, constituyendo las dos caras de la misma moneda. Si empiezo observando las sutilezas en mi manera de hablar, en la expresión de mi cara, en los gestos que hago al contar a otros lo que me pasó, podré saber que donde haya placer habrá dolor, y también grandes o pequeños miedos…

Todos estos temores no se resuelven por la represión, sino al comprender toda la “estructura del placer el dolor y el temor”. Esto es como mirarse a sí mismo en un gran espejo, pues sin “auto-conocimiento”, nunca tendrá fin esa dualidad: “Placer-temor”. Conocerse a sí mismo no es fácil. Estamos vivos y en un continuo movimiento. Para esto, la mente no debería hacer juicio, comparación, condena, ni justificación. Pero ante todo y en esencia, está este temor de perder lo que me da tanto placer…