Según sea nuestra energía momento a momento atraemos lo que estamos viviendo. La forma de percibir lo externo, y las situaciones que estemos viviendo tiene que ver con nuestra actitud. No somos víctimas somos los creadores de todas nuestras experiencias. Atraemos lo que necesitamos. Por eso, agradece todo lo que venga y pregúntate: ¿Para qué he atraído esto a mi vida y qué necesito aprender de acá? Somos responsables de la vida que tengamos.
Daiatsu Ikeda expresa claramente la responsabilidad que tenemos todos como seres humanos… “Cuando una persona toma conciencia de su dignidad y del poder o potencial infinito que lleva consigo como ser humano, reafirma y multiplica su fortaleza. Es capaz de crear valor ante cada circunstancia cambiante de la vida, inspirando a otros con su maravillosa revolución humana. El coraje y sabiduría de una persona que lucha armada con palabras y acciones sinceras, sin falta despierta lazos de solidaridad en su entorno y crea un oleaje de inmensa transformación.”
En las calles de Damasco un místico sufí decía: “Dios es yo, y yo soy Dios cuando ceso de ser yo”. Esta práctica, la del endiosamiento precisa de una experiencia espiritual en plenitud: la superación de la identidad individual, la pérdida de la importancia personal. Cuando practicas el momento presente, es muy importante poder llegar a sentir: “yo soy este momento” totalmente. Esto nos acerca a la transformación.
Nos cuesta muchísimo empezar a percibir que hay una única gran vida, no una mía y otra tuya. Esta gran vida se manifiesta a través de las experiencias que desarrollamos entre todos, pero la vida es “UNA”. Por lo tanto mi vida, es la tuya y viceversa. Para poder vivir esto, lo único que tenemos que hacer es adquirir perspectiva, sobre-volarnos. Somos la vida integra, en su totalidad. Para “cesar de ser yo”, es necesario entender e interiorizar que somos la vida única y la consciencia única, ambas manifestación del Amor.
Cuando esto se empieza a percibir, es el “momento sagrado”, en que lo que le pasa al otro, me está pasando a mí, porque al superar la barrera de la individualidad física, se vive en la vida que es única; hasta el punto que puedo llegar a sentir lo que sienten otros y oír sus pensamientos. El primer paso para cesar de ser yo es: “La Rendición” y ¿Qué sería “Rendirnos”? es empezar a sentir que no hay nada que buscar. Que ya todos estamos iluminados, porque esa es nuestra naturaleza.
Permitamos que nuestra naturaleza se manifieste, que salga. ¡Eso es todo! Rendición. Aceptación plena. El empeño y esfuerzos (del ego), impiden que nos demos cuenta de algo que es tan obvio. Al mantener viva una frecuencia de Amor, la actitud es siempre la misma: la aceptación unida a la libertad, a la falta de lucha y de temor, a la alegría contagiosa, pues esa es nuestra vida. Para que todo esto ocurra, no tienes que renunciar a nada. Todo lo que la vida nos pone por delante es un regalo a aceptar, es para disfrutar. !Todo! La aceptación del Amor es sin rechazos, sin apegos, ni desapegos. Los invito a que experimenten esa frecuencia de Amor, que hagan realidad lo que enseñó Jesús “amad al prójimo como a vosotros mismos”. Todo es posible, (no una quimera), esto es una realidad. Nuestra actitud puede ser la del amor constante, ante cada hecho o circunstancia de la vida cotidiana. La vida entera es un regalo, que está repleta de señales, sincronías y milagros.
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