Nuestra salud emocional es algo que todos queremos y que muy pocas personas poseen. En realidad lo que necesitamos es poder tener 1) – una clara observación de lo que estamos sintiendo, y 2) – un comando o manejo emocional para estar fluctuando en ese equilibrio inestable, que con mucha práctica empieza a resultar un poco más estable. Es algo similar a lo que nos pasa con el equilibrio físico, solo practicando con constancia, poco a poco, lo vamos consiguiendo. ¿Y qué es lo que estoy haciendo actualmente conmigo para conseguirlos?

El ambiente emocional en el que vivo, es algo endógeno, lo fui creando yo misma, y no depende del afuera. A medida que la vida se despliega, la “salud biológica” se convierte en una “declaración biográfica viviente” de la forma en que fue experimentada esa vida, ya sea positiva o negativamente, y ocurre a través de los químicos generados por las emociones. Una gran cantidad de información emocional se está intercambiando permanentemente entre el cuerpo y el cerebro. Lo que pasa en la mente subconsciente se experimenta en todo el cuerpo.

Hago una observación consciente de mis descalificaciones emocionales: Todavía las encuentro, aparecen en una especie de asombro de que me esté pasando, ¡a mí! algo así, (olvido, error o falta de cumplimiento). Necesité revisar mi historia desde niña, ¿de dónde proviene este perfeccionismo? Por un lado de la influencia Astral (soy virginiana), y de la estricta educación recibida, en la que se nos pedía que todo fuera hecho al máximo posible, ¡perfecto! y así se me creó el hábito de que “nunca es suficiente”, siempre faltaba algo, y me aparecía el deseo de más, y más…

Ahora soy más comprensiva conmigo misma, y sigo buscando ese equilibrio, tan escurridizo, en lo que pretendo de mí y de los otros. Me torno más aceptante, más positiva, me descalifico y quejo mucho menos y gano en salud emocional. Además creo importante reconocer las actitudes que me impiden expresar mis sentimientos: Veo que aún persisten bloqueos energéticos sobre todo en el chakra laríngeo, debido a la fuerte dependencia de la opinión externa que desde niña me marcó sobremanera. Buscaba siempre ganarme el cariño, el aprecio y el reconocimiento de los otros.

En todos estos años vividos ha cambiado el mundo, la educación, y yo también he trabajado internamente y dependo menos de lo externo, pero aún lamento sobremanera, el haber también educado a mis hijos con la rigidez recibida… Lamentarme por las respuestas dadas en el pasado, que ya no pertenecen a este presente, no ayuda a mi salud emocional. Opto ahora por mostrarme así como voy siendo, (con mis fortalezas y mis debilidades), y por hablar de lo que siento, de lo que busco y quiero, observando, describiendo y participando sin emitir juicios.

Doy cada vez más importancia a los vínculos, sin olvidar que las relaciones son nuestro campo de aprendizaje, (aprendemos en la lucha diaria). Es allí donde quiero estar más presente, para ver y comprender a los dos participantes del vínculo… Pero lo primero que observo en mí, es algo muy subjetivo que se adelanta, que opina y juzga, todo a la vez. “Nuestra biografía”, o sea todas las circunstancias, o hechos vividos, y la manera de vivirlos son algo muy importante para nuestra salud. “Al re-significar la biografía estamos  transformando nuestra biología”

Para reducir el impacto de las emociones negativas, necesitamos ampliar nuestra conciencia. El dolor seguirá apareciendo en nuestras vidas, y tiene un tiempo… El sufrir aparece cuando me aferro al dolor, cuando no lo acepto y no lo suelto, cuando no estoy accionando para transformarlo y transformarme y así poder salir de ello. Estoy intentando estar más atenta al momento presente, interno y externo, viviéndolo con total aceptación, como una aventura, (pues nunca puedo saber que sorpresas me traerá), y además es tan cambiante… muy escurridizo.