Nuestra sociedad está asolada por la culpa, que satisface la necesidad egoica y emocional del “justo castigo”. Egos, manipulación, control, justificación, premio y castigo… ¡Lindos temas para investigar!
¿Qué es la culpa y cuál es su causa? Siento que es una conducta aprendida, copiada, y que su causa es la ignorancia. Aparece al recordar acciones o decisiones del pasado que lamentamos. Colaboran diversos factores: sociedad, religión, padres, escuela, y componentes psicológicos personales como “vergüenza”, “auto-condena”, “fracasos”, o “sentirse indigno de amor y de perdón”. No hay dudas de que todo esto es obra del ego, porque cuando no se está presente, no se es consciente de los motivos profundos de las emociones, y entonces el ego busca culpables, y proyecta todo “allí afuera”, en la “sociedad”, en el “sistema”
Este no es, precisamente, el ambiente ni la energía en la que elegiría estar. Por eso pruebo de encontrar la salida a través de la humildad, la aceptación, la compasión y el auto-perdón y comprendo que es todo un proceso a recorrer. Sería algo así: tomar conciencia de que somos individuos limitados, que formamos parte de una humanidad limitada y parcialmente ignorante, y que no sabemos por qué hacemos, lo que hacemos. Que la humildad y la aceptación de nuestras limitaciones facilitarían el perdón de uno mismo; que todos buscamos eso que percibimos como bueno; que necesitamos poder discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo deseable y lo realmente bueno para nuestro desarrollo.
Lamentar la acción pasada no ayuda. Podemos “re-significarla”, considerando que aprendemos a través de nuestros errores, que errar es inevitable; que el yo presente es, “ahora”, el yo pasado fue, “entonces”, y lo que fue no es idéntico a lo que es. Además que lo elegido en aquel momento parecía una buena opción, y que si miramos desde el lado positivo, (estando dispuestos a renunciar a la culpa), el recuerdo del error cometido puede considerarse educativo, porque sería un aviso para que no volvamos a cometerlo. Y no olvidemos que somos los únicos responsables de ampliar nuestros niveles de consciencia. El proceso de “deshacer” reemplaza totalmente a la idea de castigar. Éste es un mecanismo de reparación, confesión, y re-dedicación moral, y también de compensación con buenas obras. Esto se aplica tanto a lo individual como a lo social.
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