Esto lo estoy empezando a comprender recién ahora, uno puede aprender mientras viva. Se relacionan las personalidades y se vinculan las almas, nuestro ser profundo. En la relación aparece el deseo de dominio, de control del uno por el otro, y en el vínculo predomina la observación, la comprensión, el amor y el aprendizaje respecto a lo que los humanos somos.
Lo que la humanidad es actualmente como especie, es el resultado de la evolución de muchos milenios de años; aún no estamos terminados, sino en plena evolución. Tuvimos que luchar y competir constantemente para conseguir nuestro alimento, aprendimos poco a poco a construir refugios, y los elementos necesarios para cazar y defendernos, y así desarrollamos esta mente tecnológica.
Luego aprendimos a cultivar nuestro alimento, y a criar los animales que más nos gustaban y nos hicimos granjeros. Empezamos a competir individualmente por más espacio, y cada vez, fueron apareciendo más y más guerras entre grupos, hasta que, las últimas ya fueron de carácter mundial. Tan es así que el hombre se convirtió en el animal más depredador que ha llegado a poner en peligro la vida del planeta entero.
Pero si somos chispas de esa “Consciencia Infinita” que todo lo crea, yo me pregunto: ¿dónde tendremos enterrado nuestra comprensión, amor y dulzura que nos permitiría vincularnos, no solo entre humanos sino también con todos los seres vivientes ya sean animales o vegetales? Este Kalanchoe, que cultivo acá en maceta, me sonríe, y me está regalando dos flores hermosas.
Preferiría que hubiéramos desarrollado una “inteligencia vincular” que en vez de construir objetos, estuviera sumamente interesada en todo el movimiento que está ocurriendo en el afuera, como así también en lo que está pasando adentro nuestro. Y la única manera de que nuestro cerebro cambie es por el choque que reciba al darse cuenta de que es totalmente ignorante en términos vinculares. El universo está colaborando con nosotros, moviéndonos el piso con todo tipo de problemas conflictivos de supervivencia.
Además creería que las personalidades que actualmente somos, han sido construidas por esa mente tecnológica que desarrollamos, y cuando las narraciones que me hago no se confirman, eso me perturba en tal medida, que en vez de revisar mis propias construcciones y sueños, reacciono volviendo a querer controlar todo, tanto lo que estoy sintiendo como lo externo. Pareciera que la única solución posible está en ese “darse cuenta” individual, y en el trabajo personal para que ocurra el vínculo entre amigos y familiares. En mí existe la esperanza de que estemos siendo ayudados cósmicamente, para que eso cambie.
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