Estamos acá reunidos, en “Casa Sabia”, por diferentes circunstancias, un grupo de personas, que en estos momentos coincidimos en el pensamiento de que para que el mundo cambie, y se terminen estas tremendas guerras, donde matarnos entre hermanos, es la cosa más natural del mundo, es necesario que cambie la psiquis del ser humano, mejor dicho, toda nuestra energía… Dentro de este grupo, que no somos todos, sino solo algunos de los residentes, todas personas mayores con su vida ya hecha, que escaparon del lugar donde tuvieron una familia, se desarrollaron como personas y cada uno, por diferentes motivos, decidió venir acá. Ahora nos une un deseo que yo considero muy loable:!cambiar este mundo!. Pero todos somos tan diferentes…

Y no hay duda que necesitamos ser diferentes, y que la base de nuestras creencias y valoraciones sea algo tan personal, como para que pueda haber un real intercambio entre nosotros, en base al cual todos aprendamos y podamos cambiar, pues si cambia el individuo, (que es la célula social de la humanidad), cambiaremos este mundo. Pero sin humildad no puede haber aprendizaje ni libertad. Cada ser humano debería despertar, y encontrar su propio camino… pues si queremos que nuestra vida cambie, tenemos que conocer qué energía estamos vibrando, para cambiar lo que veamos que no está ayudándonos. Anhelamos lo esencial, y para ello será necesario deshacernos de la cáscara. Somos especie de juglares, que necesitan componer su música recorriendo diferentes caminos.

La Vida para nosotros, es un Misterio, que siempre intenta enseñarnos. Quizás lo que necesitamos es encontrar cómo transformar nuestras tristezas en alegría, o saber que el Universo nunca nos negará nada, siempre que, lo que estemos deseando ayude a una sana evolución de toda la humanidad. Ya mis hijos durante años me vienen repitiendo: “Mamá, tienes que aprender a pedir”. Y entonces yo ahora, le pido al Amor, que nos muestre el camino. No podemos aprender acumulando recuerdos, más bien diría que se aprende de lo actual, en ese repentino momento en que se nos aclara lo sucedido… Cuando aprendo un oficio, y lo repito sin cesar, mecánicamente, eso me da solo una sensación de seguridad, y cuando actúo de acuerdo a ideas, conclusiones o dogmas, vivo en el pasado, en base a recuerdos muertos… y eso no me ayuda.

Pero hay momentos en que estoy realmente enojada, pues un amigo no me atiende cuando le estoy hablando, y reacciono sin alcanzar a pensar, (no es algo que haya repetido antes, para después actuarlo), es algo de ese preciso momento. El aprender implica una gran sensibilidad, que no la hay cuando una idea del pasado domina el presente. Una mente que no sea flexible y sensible es incapaz de aprender. Muchos humanos, somos insensibles físicamente, pues comemos de más, sin escuchar a nuestro cuerpo. Pero es posible tener una mente clara, y sensible, no sólo en lo físico sino psicológicamente; para ello es necesario que el organismo no se aparte de la psiquis, pues se influyen mutuamente. Se necesita un único movimiento en cada presente, que se da solo cuando estamos atentos. Esa es la parte que tenemos que poner nosotros, el resto lo hará el Amor.

No podemos aprender acumulando recuerdos, más bien diría que se aprende, en ese repentino momento en que se nos aclara lo sucedido… Cuando aprendemos un oficio, y lo repetimos sin cesar, mecánicamente, eso nos da solo una sensación de seguridad, y cuando actuamos de acuerdo a ideas, conclusiones o dogmas, vivimos en el pasado, en base a recuerdos muertos… Cuando nos separamos de nuestra “Fuente de Amor Universal”, es como si se rompiera una arteria, nos sentimos morir, puesto que el Amor es nuestra sangre, que al fluir, nos nutre y nos da fuerzas; tiene sus propios canales a través de nuestra conciencia. Cuando eso nos falta nos transformamos en un niñito pálido y perdido esperando recibir unas migajas de amor como limosna…

Cuando estos canales están abiertos solo tenemos que pedir, o simplemente desearlo o imaginarlo, y eso inesperadamente, antes o después nos llegará. Y recordemos: No volvamos a mendigar ninguna cosa, vinimos a este mundo a aprender… No es suficiente tener esperanzas de conseguir eso que tanto deseamos, tendremos que, por lo menos, animarnos y dar el primer paso. ¿De dónde proviene el amor?, eso es para nosotros un gran misterio, sí, puedo ver que no proviene de las personas, sino que viene a través de ellas, que tal como si fueran un tren, paran en muchas estaciones. Por lo que venimos observando, los humanos estamos con un vacío de deseo, de querer saber lo que es sentir ese verdadero Amor que todo lo permite que todo lo comprende, y que es nuestra “Energía Vital”, que cuando fluye libremente, nos equilibra.

Si observamos la manera cómo la gente utiliza su energía, vemos que la consumen en rencores, miedos, peleas, trabajar y trabajar sin tiempo para descansar, y sin pensar que están dilapidando su vitalidad, un recurso precioso. Si los tres centros están en equilibrio esa persona se relaciona con el universo naturalmente, surge el deseo, ve cómo cumplirlo y esa satisfacción le da una mayor felicidad. Cuando se le permite al Amor, (que es la energía vital), que fluya con entera libertad, producirá un perfecto equilibrio. Lo que pretende el Amor es que alcancemos la plenitud. Para lo cual, todos deberíamos desear una “plena realización”. Desde el mundo sutil vinimos a este mundo para realizarnos plenamente, pues el Alma es Amor, y para experimentarse a sí misma necesita nacer. Imagina que naces con un inmenso talento artístico, no podrías contentarte solo con tenerlo, necesitarás pintar. Tenemos innumerables acontecimientos para que el Amor se exprese, usando la energía de modo que cada día sea lo más perfecto posible. Ni siquiera un millón de acontecimientos, serían capaces de agotar la más mínima fracción de la energía que se encuentra a nuestro alrededor.