En general, todos deseamos conseguir cosas mientras estamos en esta vida, puede ser algo material, emocional o espiritual. Esto no es cosa fácil, pues nos aparecen trabas en el camino. Si fuera comprar una bicicleta puede ser que no tenga el dinero suficiente, si es algo emocional, como el cariño de cierta persona, he de afrontar lo que me lo está impidiendo, vencer quizás mi timidez, acercarme y hablar. Y si es algo espiritual, como conocer a qué vine a esta vida, he de saber que eso me aparecerá como algo que me interesa, y que ya está entre mis capacidades o dones.
Si a uno le interesa seguir creciendo mientras esté en esta vida, lo primero que ha de hacer es detectar qué cosas lo están trabando en ese camino. Y como a mí me interesa, comprendo que antes de eso, necesito visualizar qué sentido le doy yo a la vida, y allí me respondo: “Vine a aprender, y siento que mi misión, es irradiar hacia afuera ese aprendizaje”. Siento que ya lo estoy haciendo y eso me depara muchos momentos muy gratos. Espero que haya muchos que ya quieran o estén transitando este camino. Siendo más podemos influirnos mutuamente y así avanzar juntos.
Ahora vuelvo a lo que siento que nos puede estar trabando, El hecho de que nuestra mente no para nunca, salta del pasado al futuro sin pasar por el presente, comandada por un ego con miedo, o como dice Etkart Tolle, por “el cuerpo del dolor”, tan dominante, que me impide dar un solo paso. Lo que me pasa es que las emociones a veces, pueden ser hermosas, (amor, entusiasmo, confianza, etc.), y otras veces son duras, (frustración, miedo, desilusión, impotencia, etc.) pero forman parte de nuestra naturaleza, y a pesar de que el miedo me trabe, si quiero avanzar, he de afrontarlo.
¿Y qué puedo hacer para favorecer mi avance en este camino sin fin? Si estoy centrada en el carácter positivo de mi deseo, este sentimiento es un mensaje enviado al Universo, a ese sutil campo energético, que yo llamo “Conciencia Infinita”, y que refleja lo que somos momento a momento. Entonces confío en que siempre seré ayudada desde altos niveles. Además, hago diferentes prácticas diarias que me ayudan a ver el lado positivo que todo tiene. Entre ellas intento cantar, sonreír, reírme siempre, hasta de mí misma, pues eso me saca de mis bajones energéticos.
No me permito que el pesimismo entre en mi vida, y menos en la etapa de persona mayor que estoy viviendo, donde tantos achaques aparecen.Creo que cada persona que se me acerca es para aprender algo de mí, o para que yo aprenda de ella. Y he de estar muy atenta, pues a veces es algo que no me gusta, que no lo quiero para mí, por ejemplo el decir palabrotas, podemos estar desconformes y expresar la bronca de otra manera. También me ayuda compartir espacios con la naturaleza. Cuando salgo, respiro otro aire, me siento libre, camino y aprendo a brindarme como el sol.
Practico el felicitarme y darme las gracias, lo hago de noche al acostarme, tantas veces como siento que estoy acertando en mi camino de crecimiento personal. Este es un camino que no se termina nunca, pues en el mismo momento de la muerte, seguimos aprendiendo, y quiero poder transcurrirlo sin miedos y con aceptación total. Y para mis allegados, que me acompañen en ese momento, deseo que aprendan que es algo que se puede, así como yo lo aprendí, durante la partida de mi marido.
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