(Dijo Eckhart Tolle) “Lo que nos traiga el futuro depende de nuestro estado de conciencia actual”. Como yo sé que en este Universo todo es amor incondicional, para poder sentirlo tengo que elevar mi vibración de conciencia, (a la que también se la llama: “Vibración de amor”); tengo que trabajar con la atención, estar presente, en fin, estar lo más posible “consciente”. Sabiendo además que esa vibración humana ayuda al planeta.
Hoy me entregaron el corrector postural y lo tengo puesto por primera vez en este momento. Ya lo probé al caminar con él durante media hora y me di cuenta que la voluntad y la conciencia tienen que seguir muy atentas y presentes, entonces en seguida mi mente le cambió el nombre por “Recordatorio postural”. Y ahora lo voy a probar cocinando.
Esto del corrector no es para nada cómodo de usar porque aprieta y no corrige. Pero por otro lado estoy contenta, ya que tengo que vencer una doble resistencia en mí: la del ego, que sólo quiere lo cómodo y fácil, y la del cuerpo pues ponérmelo significa el esfuerzo de entrar bien el abdomen y dejármelo bien apretado. Vencer esas resistencias es trabajo interior con la conciencia que el corrector me obliga a hacer y yo se lo agradezco.
Tengo que tener bien claro qué es lo que quiero, qué estoy buscando y para qué compré este “corrector postural”. Lo que yo quiero es poder caminar, cocinar y moverme bien derecha, “como una dama”, así me digo muchas veces. Me doy indicaciones mentales para muchas cosas que hago, y creo que muchas personas así lo hacen también. Entonces me pregunto: ¿Quién en mí es este ayudante? Pareciera que pertenece también al ego, pero sería una parte del ego que está del lado de la conciencia.
Esta parte del ego es la que busca mantener un equilibrio entre el sentir interno y los llamados externos, la que escucha al cuerpo, y acepta su declinación y lentitud, la que entiende el lenguaje del Alma, que yo supongo que es quien se comunica con la Inteligencia Máxima. Esta parte sería la que comprende que lo que conocemos del universo en que vivimos es sólo un fragmento de la inmensidad desconocida, y comprender eso haría que lo que ocurra internamente sea una verdadera revolución interna, una comprensión de la que ya no se vuelve atrás.
No somos todos seres separados como sentimos, todos somos una sola humanidad, todos tenemos los mismos dolores y las mismas alegrías, somos lo mismo. Lo que llamamos una “conciencia desarrollada” depende de cómo vivamos en la vida cotidiana nuestras emociones. Todos tenemos la capacidad de modular nuestras vibraciones, al estar atentos para que cuando nos fuimos del presente podamos volver a él.
A todos nos pasan cosas que nunca elegiríamos vivir, y eso nos hace sufrir. Pero dejaríamos de sufrir si encontráramos el valor que tiene el solo hecho de estar vivos. La Reverencia a la Vida nos aporta muchísima paz y alegría. Contemplar el maravilloso mundo en que vivo y estar respirándolo me hace sentir una profunda felicidad, y una gran paz.
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