Querido Amadeo”

Estoy deseando explicarte que mi deseo no es aprender a escribir cuentos, y si te pedí anteriormente que seas mi maestro cuentista, era más por curiosidad, que por un deseo genuino… Lo que a mí me gusta, casi podría decir:  “me encanta”, es escribir vivencias, no de otros, sino mías, y no una cualquiera, sino esas profundas, que de alguna manera a mí me marcan, yo aprendo, y a la vez, al contarlas también pueden aprender quienes estén interesados por esos asuntos  más profundos…

Este título: “Placer total”, lo he elegido cuidadosamente, pues quiero describir una reciente vivencia de un increíble placer, de solo unos quince minutos, que viví acostada afuera, en una hamaca larga de casi dos metros, que a mi creativo marido se le ocurrió poner en la terraza de la casita de la chacra, donde estoy viviendo todo este verano…

Estaba muy ocupada escribiendo, cuando la alarma con la que me ayudo a no pasar más de una hora en la misma postura, (pues no es bueno para mi salud), sonó, y entonces dejé, notando cierta resistencia, pero obedecí… Mi cuerpo pedía acostarse y levantar las piernas un poco, y el clima permitiría que eso sea afuera, a la sombra de grandes árboles… y entonces fue, que allí recordé la hamaca…

Desde que vine para acá, ya casi hace tres meses, el clima frío, aun invernal, no me permitió ni mirar la hamaca, pero hoy 21/12/24, empezó con todo el verano, mañanas aún frías pero tardes de pleno sol…

Cuando sonó la alarma y yo recordé la amada hamaca de otras épocas, era el momento ideal… así que no demoré nada en buscar la colchoneta y la almohada de siempre, (que estaban en los mismos lugares de siempre), y me tendí feliz, hasta con una sonrisa… 

Comencé a hamacarme, (con solo apoyar mis pies a unos 30 cm. de altura, sobre las cadenas), ya podía producir el movimiento, y me entregué…

Estuve con los ojos abiertos, y por momentos, algunos rayos de sol me daban en la cara, eran una caricia… El cielo, sin una sola nube, era de un celeste luminoso que me conectaba con la inmensidad, con un vacío tan profundo, con el Infinito,  con la Nada… y con Todo a la vez. Sentí lo que es la plena felicidad.

Y ahora, el sólo recordarlo, es casi como volver a vivirlo…

Un gran abrazo.