¿Y cuáles serán esos prejuicios y costumbres que me impiden ser libre? Veo, por ejemplo, que cuando estoy cocinando mi comida diaria, dependo totalmente de la receta, o estoy pensando: ¿cómo era que hice esto la última vez?, y no hay duda que esa dependencia del pasado, me está impidiendo ser creativa, sentirme libre para ser una “creadora”, pues entiendo que todos vinimos a este mundo como manos hacedoras provenientes de Dios.

También tengo un gran número de costumbres y prejuicios en mi manera de ser, no solo con las personas, sino también con las cosas. Eso me lo hizo ver una amiga muy querida, ya fallecida, que me dijo: Así como trates las cosas, eso expresa quien eres, tienes que ser observadora. ¿Puedes sentir que a tus ollas también les duele que las raspes así? Así como te manifiestas ser tan suave y tierna con las personas, haz de tratar las cosas.

Hemos de relacionarnos con todo, estando en paz y con comprensión. Siempre manteniéndonos  en equilibrio, en el centro, sin caer en ninguno de ambos extremos. Pero a veces pasa, como hace poco me pasó a mí, que me enojé mucho con mi empleada, tanto, que yo misma me extrañé de mi actitud… Enseguida pasé a otra actividad, (algo tan diferente, como para ocupar mi cabeza, como para que eso me tranquilizara); y así ocurrió.

Al otro día pudimos conversar y creo que nos entendimos, pues ambas vimos que no congeniábamos, y que era mejor buscar por otro lado, y aceptar ese disgusto como parte de lo que la “Vida” nos ofrece para nuestro crecimiento y evolución. Y esto es así no solo para estas casos, sino para todos los momentos, los malos y los buenos… Poder sentir esa profunda y sincera aceptación de todo lo que vamos viviendo, es una verdadera Bendición.

Al no tener expectativas sobre los demás, ni sobre uno mismo, estamos menos expuestos a ser lastimados emocionalmente. Todas las emociones negativas, (entre ellas mi enojo sorpresivo y desmedido), descienden del “Amor”, que es lo que vinimos a aprender y a expresar. El hecho de no poder manifestarlo, es la causa de todas las otras emociones. ¿Por eso será que corriendo tras la felicidad que nos trae el Amor, conseguimos desdicha?

El miedo, el amor, y la ira, son tres emociones que provienen del corazón, no de la mente. Son la misma energía, pero sus vibraciones son muy diferentes: armónicas o equilibradas, e inarmónicas. Intentar escuchar el sonido del silencio, la meditación y algunos ejercicios respiratorios, nos abren a las vibraciones más armoniosas, a las de la alegría y al brillo de la sonrisa pacífica, de ese “Amor Sabio”, de esa “Sabiduría Interior”.

Me sonrío, he partido hoy de que “libertad para poder ser creativa”, es lo que quiero. Pero si todo es obra de esa energía que somos y que es todo lo que existe, si somos eso y buscamos eso, simplemente hemos de expresar lo que somos… Somos AMOR, expresémoslo, junto con el hecho de sentirnos vivos, disfrutando de todo lo que hay a nuestro alrededor, y de tanto que podemos ayudar y servir a otros.