Al estar presente y centrado actualmente prefieren darle un nombre en inglés: “Mindfullness”, que significa en castellano: “Mente de presencia total”, y sí, está de moda, pues es una práctica interna muy poderosa, presente desde hace milenios en todas las tradiciones antiguas, religiosas y filosóficas. Entrenamos nuestra atención para estar conscientes de lo que momento a momento está pasando en nuestros cuerpos, mentes y emociones. Como consecuencia de esta “atención hacia adentro”, irradiamos esa verdadera felicidad que proviene de la conexión con nosotros mismos, y de sentirnos ¡ser parte del universo! Aumentamos el auto-conocimiento, mejoramos nuestras relaciones, y nos sentimos plenos al saber quiénes somos y cuál es nuestra misión en este plano.
Estaba cosechando los nabos y noté el asombro que me produjo ver que toda la línea sembrada hace aproximadamente 120 días, tenía algunos nabos grandes de unos 250 grs. y otros tan pequeños de sólo 2 o 3 grs. ¡Plantados al mismo tiempo, usada la misma calidad de semilla, con igual cuidado y tan diferente desarrollo! Me resultaba increíble…; me di cuenta que lo mismo pasa con el desarrollo de nosotros, los humanos. Aún hermanos nacidos de los mismos padres… Hay tantas influencias energéticas actuando sobre todo lo existente, que le digo a mi mente: – “Tranquila, no todo puede ser entendido…” Pero ya esa mente curiosa ha generado en mí una cierta ansiedad por saber, por comprender… Me estaba imaginando el plato que iba a preparar, sus colores y sabores… y al descubrir que los nabos tan chiquitos eran incomibles, tan duros que no hay cuchilla que los corte… vuelvo a sorprenderme. Algunos tienen tanto para entregar, y otros tan poco o nada…
Y allí me digo: algunos ya traen en su ser ciertos talentos y capacidades que hace que encuentren entretenido, fácil y placentero propiciar el propio crecimiento, otros en cambio, pareciera que se sienten vacíos, no saben quiénes son, ni a qué vinieron a este mundo, no le encuentran sentido a la propia vida y todo les parece difícil o imposible. Entre medio, por supuesto toda una escala de diferentes individuos…
Mientras iba con la cosecha hacia mi casa, la “mente abstracta”, (intermediaria entre la conciencia y la mente práctica, doméstica o también llamada por algunos la “mente concreta”), iba hablándome en tono suave y tranquila, y la escuché con total precisión: “!Ahora estoy caminando!”, por terreno desparejo, llevo peso repartido entre los dos brazos, los hombros van un poquito hacia atrás, y la pelvis algo adelantada, la pendiente del terreno, podría generarme una caída.
Mientras estuve cocinando, notaba el apuro de mi estómago queriendo ya comer, la imaginación gustativa que me indicaba los condimentos que quedarían mejor, la creatividad jugando con los colores y sabores, y la alegría que todo eso me producía… Y por fin me senté a comer, en la hamaca de la terraza, con un mínimo balanceo producido desde mis pies, la tenue brisa movía los árboles, movía mis cabellos, escuché la misma voz que me decía: “!Ahora estoy comiendo!”, quiero darme cuenta de la textura del alimento cuando baje por la garganta, quiero darme el tiempo de comer como una reina, degustando cada bocado… Y me sentí sumamente agradecida, de poder estar viviendo tales momentos… de poder sentirme viva, ¡Viva!
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