Cuando más incierto esté respecto al resultado de algo, como persona, cómo grupo familiar, de trabajo, o estudio, allí es cuando más se ponen en juego los vínculos afectivos, allí pueden saltar las culpas y los juicios, y una cantidad increíble de emociones.
Ante todo no rechacemos a la incertidumbre de ninguna manera. Es parte de nuestra vida. Nuestro cerebro está preparado para lidiar con la incertidumbre, y cada vez que aprendíamos algo, nos enfrentábamos a ella. Cuando aprendimos a caminar, a andar en bicicleta, a leer, etc. Pues tenemos esa habilidad: la de imaginar cómo lo haremos, la de visualizarlo como ya realizado, y la de crearlo.
El ser humano crea cosas nuevas que no existían antes o sea es – (1): un “creador”. Por su capacidad de no quedarse quieto, de ponerse en movimiento es – (2): “un emprendedor”. Y además es – (3): “un colaborador” porque puede trabajar ayudando a otros, cooperando.
El problema no está en nuestras capacidades sino en nuestra mente condicionada que no quiere que se la saque de su zona de confort, ni quiere perder el control sobre todo, quiere ser la que siempre tiene la razón.
Este virus con su pandemia, nos ha sacado a todos muy rápido de nuestra zona de confort y es entonces fácil albergar sentimientos negativos como la impotencia y la desesperanza, que a la larga pueden terminar enfermándonos, y hasta llevándonos al otro mundo. Tengamos mucho cuidado con lo que nos permitamos sentir. Ya veremos varios recursos para salir de lo negativo.
Las crisis traen progreso, despiertan la creatividad de los hombres así, tal cual, como la claridad nace de la noche oscura… Dijo Einstein: “En las crisis se generan los descubrimientos y las grandes estrategias. Es en las crisis donde aflora lo mejor de cada uno. La gran crisis sería la tragedia de no querer luchar por superarla.
Hemos de agradecer al covid 19, el que se haya presentado en esta época a la humanidad. Cada uno trabajará y crecerá de acuerdo a lo que vino a hacer a esta vida, sabiendo que lo mejor está por llegar y que depende de todos nosotros juntos, y unidos. El “amor” no está atrapado por las coordenadas del tiempo y del espacio. Podemos sentirnos muy conectados con personas muy queridas que ya han partido de este mundo.
En “el proceso del duelo” hay una fase de resistencia en que uno empieza a ver su pérdida como una injusticia cometida por Dios. No nos podemos quedar atrapados allí, en ese enojo, pues eso traerá consecuencias a nuestra mente y a nuestro sistema inmunológico. Hemos de entender que la “fragilidad humana” es parte de la vida y necesitamos poder fluir con ella, aceptándola.
El “sufrimiento” es algo que la mente añade al “dolor”. El dolor nos pertenece a los humanos. Todos en algún momento tenemos, tendremos y hemos tenido dolores más o menos intensos.
El covid 19 nos ha descolocado, pero podemos verlo como una gran oportunidad de degustar un mundo donde el “Amor”, la “Colaboración” y el “Servicio” son las claves de una nueva sociedad.
En la historia hay muchas referencias a grandes crisis que movieron las neuronas de la gente y así consiguieron salir adelante. Necesitamos desterrar la palabra: ¡es imposible! No será un camino fácil, sí un camino de esfuerzo, de mucho trabajo y visualizando el logro de la reconstrucción de esa nueva sociedad que todos soñamos. Todos decididos sin olvidar que “más allá del dolor está el crecimiento”.
La Fe” es un acto de la voluntad, es la capacidad de ilusionarnos y de creer que es posible, porque de esa voluntad nace la decisión y de la decisión y el esfuerzo nace la creación de lo nuevo. Y todos unidos confiando que eso nuevo tendrá un avance, un crecimiento hacia la perfección. La realidad no es lo que cada uno ve, es lo que intenta imponerse a través de un proceso de cambios constantes. Todo fluye, nada se queda inmóvil.
Mirémonos a nosotros mismos no desde el juicio y la culpa sino intentando comprendernos, abriéndonos al ámbito de la consciencia, del misterio por nuestras posibilidades, fascinados de lo que somos… con mucha “humildad”, (gran virtud) mirándonos con los ojos inocentes de un niño, que mira sin tener pre-juicios, sin pre-conceptos. Con un sentido de que “la gran aventura que se viene” no permita que el miedo ante lo desconocido nos paralice. Es normal que ante un desafío sintamos miedo y a la vez entusiasmo, sintamos dudas y a la vez certezas, de allí que el auto-conocimiento sea tan importante.
Recordemos que el “eustrés” abre y conecta nuevas neuronas y con eso nos hace más despiertos y creativos, y el “distrés” nos conecta con un cúmulo de emociones que terminan a la larga alterándonos y enfermándonos, al debilitar nuestro sistema inmunológico.
Si miramos con honestidad nuestro mundo actual nos vamos a dar cuenta que nuestra des-humanización es lo que está en el origen de todos los problemas. El “Tener” no puede ser el centro de nuestra existencia, tiene que serlo el “Ser”. Ser más compasivo, más generoso, y más firme en el momento de establecer lo que es correcto o no lo es. ¡Decidámonos a que de esta situación tenemos que salir reforzados, mejorados, y humanizados!
El ser humano es un ser de encuentros, y en el desencuentro y la soledad sufre hambre de contacto, de relación profunda. No aceptar la propia fragilidad y vulnerabilidad, es un acto de mucha soberbia, pues esas son las condiciones de nuestra vida.
Ya en nosotros está la posibilidad de la transformación constante, tenemos que llevar nuestra mente al límite, así como el gusano se deja digerir por sus propias enzimas, para convertirse en mariposa, pues ya en él está esa posibilidad. Nosotros tenemos que saber que nuestra mente es muy cómoda, si encuentra una solución fácil no se moverá de su zona de confort.
Hay momentos en que nuestra historia nos tiene, creemos ser esa historia. Es un absurdo. Porque como personas nos vamos transformando constantemente. Cuando se hunde el piso que tenemos bajo nuestros pies, la única solución para no desmoronar es abrirnos al misterio, de que hay algo de otra dimensión que nos ha creado, nos cuida, nos protege y nos quiere. Confiemos en la Vida. Alguna solución nos aparecerá. Cuando no podemos entender lo que está pasando, entreguémonos al misterio.
Aprendamos nosotros y enseñemos a nuestros niños a buscar el lado positivo de las cosas, y esto no es negar el lado negativo, que también está, pero nosotros podemos potenciar el uno o el otro. (1) – Sonreír, (2) – el sentido del humor, (3) – organizar tu vida al despertar, (4) – tener momentos de vida interior con momentos para parar, y también (5) – el hacer deportes, todo eso potencia la zona pre-frontal izquierda que nos facilita la Auto-confianza, la Fe, y la Esperanza, y también incrementa nuestro sistema inmunológico. La cooperación y la actitud son fundamentales para reducir el estrés que nuestra situación de pandemia nos provoca.
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