Dice el diccionario: La curiosidad es cualquier comportamiento inquisitivo natural, existente también en muchas especies de animales, y es el aspecto emocional en seres vivos que engendra la exploración, la investigación, y el aprendizaje. Es eso que impulsa a los individuos, humanos y no humanos, a buscar la información y la interacción con su ambiente natural y con los otros seres a su alrededor.
La curiosidad es un instinto natural que confiere una ventaja de supervivencia a ciertas especies. Aunque los seres humanos son considerados muy curiosos, dicho comportamiento no se verifica en ellos con mayor frecuencia que en individuos de otras especies. Lo que parece diferenciar la curiosidad humana de la de los animales es que aquélla suele combinarse con la capacidad de pensamiento abstracto y, de ese modo, conducir a la fantasía, a la imaginación y eventualmente a una manera especial del pensar humano, que es abstracto y consciente. Una curiosidad mórbida es ese actuar, fijado con el entusiasmo y el miedo, algo instintivo, por querer saber sobre asuntos macabros tales como la muerte, la violencia y los accidentes.
La ciencia nos dice: La ansiedad se produce por temor a cosas que aún no han llegado y se siente en el pecho. La angustia, se siente en el abdomen es el miedo que sentimos por algo que está pasando y a lo que no puedo poner nombre, y no sé para donde correr. La depresión muchas veces es el resultado de la ansiedad y la angustia mantenidas en el tiempo.
La cultura del esfuerzo y la responsabilidad se ha ido perdiendo, del esfuerzo surge el entendimiento de que casi siempre podemos hacer algo, pero ¡hay que hacerlo! La decisión de hacerlo sale desde la motivación y la motivación ya está en nosotros, en nuestra Alma o ser profundo, es lo que nos mueve a todas las personas para mejorar la Vida y nuestro mundo. La vida no satisface mis caprichos, me presentará lo que necesito para crecer. Estamos en un universo benevolente, que arma lo mejor para todos, o sea que no nos resistamos a lo que nos llega, mejor será abrirnos al misterio insondable de lo que es la vida y eliminar todas nuestras resistencias. Y AGRADECER, por haber despertado, por la vida que tenemos, porque otras personas, esta mañana no despertaron.
La curiosidad se conecta con las ganas de aprender, de saber para qué me llega esto a mi vida, ¿ qué oportunidad me traerá? Ya ha sido comprobado científicamente que la empatía produce mejoras en toda persona que se siente comprendida por otro, produce cambios neurológicas y en la socialización de quienes sienten que se les presta una atención completa. ¿Y qué es la empatía? es ayudar a que otra persona se sienta comprendida. Eso trae felicidad a las dos partes, al que escucha y al que testimonia. ¡No es aconsejar! Lo que ayuda es sentirse comprendido, que alguien se haya interesado por cómo uno está viviendo las cosas. Saber que uno no está solo, y no solo por aislado, sino “solo” por falta de quien se interese por uno. La empatía significa estar tan abierto a la otra persona que te olvidas de ti. Le das tu presencia total, toda tu atención no dividida, y ya con eso la persona se siente valiosa, le estás quizás sanando heridas de baja autoestima de cuando era pequeño. Es trasmitir al otro, “comprendo cómo te estás sintiendo”.
Todo esto tiene que ver con un trabajo interior de tiempo completo, o presencia total, algo que se hace en todo momento en la vida diaria con responsabilidad. Responsabilidad es tener capacidad de respuesta, pequeña, mediana o grande, es saber que algo puedo hacer, y a eso que puedo hacer, no renuncio, pues soy responsable.
Si llegas a sentirte impotente, que no sabes por dónde empezar algo que sabes que tienes que hacer, has de preguntarte: ¿Cuál es el paso más pequeño que me atrevo a dar? Lo que nos pasa es que quedamos atados a cantidad de modelos mentales y a mandatos familiares, y “preferimos lo malo y conocido a lo bueno por conocer”. Hemos de salir de la impotencia y hacernos responsables al decir: Voy a hacer lo que pueda, como pueda, y con lo que tenga. Esto sería tener capacidad de respuesta
Yo tomo responsabilidad en iluminar el camino de los demás con mi ejemplo. Sacar a flote mi mejor versión aún cuando me sea muy difícil sacarla, porque ahora estoy en el retiro más grande del mundo, una gran oportunidad que se nos brinda a todos los humanos, para crecer, para pensar, para elegir la mejor posibilidad de cómo, entre todos y colaborando, podremos reconstruir nuestro mundo. Somos todos libres para decidir cómo vamos a vivir esto que nunca hubiéramos elegido, ni podíamos siquiera imaginar que podía llegarnos, y libres también para actuar en base a nuestras decisiones, y no actuar en base a las emociones porque allí nos ganaría el miedo y dejaríamos de ser libres.
Y esto es una gran oportunidad porque aparte de que estamos todos en el retiro más grande del mundo, todos en la casa, nos está llegando la enseñanza de los grandes maestros, antiguos y modernos, de oriente y de occidente, por variadísimos medios electrónicos radiales y televisivos en lo que también denominaría: “La enseñanza más grande del mundo”. Agradezcamos, cada vez que lo recordemos, esta oportunidad que se nos está dando.
2 septiembre, 2020 a las 6:43 pm
Diana:
Muchas verdades juntas en tu texto.
A lo que mencionás con: «casi siempre podemos hacer algo, pero ¡hay que hacerlo!», te paso el dicho: Animémonos y…vayan.
Abrazos
2 septiembre, 2020 a las 8:04 pm
Le puse el casi para no ser demasiado terminante, pero algo siempre se puede hacer, aunque sea sonreír amorosamente
30 agosto, 2020 a las 1:55 pm
Hola Diana.
Que inspiradora tu mirada !
Gracias !
2 septiembre, 2020 a las 2:29 pm
Gracias Sonia, me alegra que te sientas inspirada