Por lo pronto sé que no es agradar a las otras personas, sino ser yo misma, ser lo que yo soy. ¿Pero cómo saber lo que en verdad yo soy? Para saberlo necesito dedicar tiempo y ganas para conocerme en todos mis aspectos: físico, mental, emocional y espiritual. Sé que hay aspectos de mí misma que no conozco y otros que quiero mejorar o cambiar tanto como mi estado general me lo permita.
Veamos primero qué es lo que quiero cambiar. Lo que más me está pidiendo atención es mi cuerpo. Su voz es la que más escucho en relación a no cruzar mis piernas, y a no dejarme inclinar hacia adelante, cuando cocino o camino. Eso ya es un hábito que tengo desde que era una niña, y me está costando mucho erradicarlo, pero sé que el interés y la constancia obran milagros.
Hay varias formas de hacer que los milagros ocurran. La medicina Cuerpo-Mente, busca armonizar nuestro ser, de tal manera que “el alma retome la sintonía con el cuerpo físico”. Y esto depende de la “actitud” que se adopte, de la manera que se piense y como uno se habla a sí mismo.
¿Me creo capaz o incapaz de conseguir lo que deseo? Dado que he conseguido tantas cosas en mi vida, actualmente me siento capaz de seguir consiguiéndolas. Todos tenemos un “Sistema de Creencias” que empieza a formarse en la primera infancia, a partir de copiar e imitar lo que los adultos hacen y enseñan, y es en la adolescencia cuando se consolidan esas creencias. Dependiendo de cómo sean, así será nuestra “actitud”, positiva o negativa, ante la vida.
Mis padres eran positivos y enseñaron a sus 5 hijos que todo lo que se desea en la vida se consigue con esfuerzo. Eso es lo que yo aprendí, pero en este momento me sonrío, pues mis médicos me dicen que mi cansancio es falta de energía, que es el aviso de mi cuerpo de que me estoy esforzando de más. Que deje de esforzarme. Que puedo aprender a seguir haciendo lo que quiero, mientras eso me de placer, pero cambiando primero mi forma de hacerlo y de pensar. En eso estoy ahora.
Cambiar mi forma de hacerlo lo siento posible, lo estoy intentando constantemente. Porque mi mano derecha es la que más registra el temblor esencial, ya estoy aprendiendo y recordando que me conviene hacer muchas cosas con la mano izquierda. Pero me preocupa esto de cambiar mi forma de pensar. ¿Cómo puede uno hacer esto?, ¿Alguien lo enseñará?
Justo en un libro que me prestaron encontré varias cosas al respecto: “se cosecha lo que se piensa” y vemos sus efectos en cómo nos sentimos, en lo que realizamos, las relaciones, la salud y mucho más. Es la mente, o sea energía, que cuando deseamos algo, construye imágenes mentales y allí incide sobre la materia. Necesito cuidar en qué enfoco la mente, con qué la alimento en todos los sentidos, y como visualizo o percibo las imágenes mentales que elaboro. “Podemos hacernos cargo de nuestra vida al hacernos cargo de nuestros pensamientos”. Puede ser que tenga una sensación o un sentimiento antes que una imagen, lo importante es reconocerlas. Es algo para practicar pues cuanto más visualice lo que quiero lograr crecerá mi autoestima y la certeza de tener en mis manos las riendas de mi vida.
Visualizar es sencillo, creativo, funcional y divertido. Podemos sostener una conversación entre la mente consciente y el inconsciente, que es como una computadora alimentada de datos y que habla y escucha en imágenes. Nos interesa hablar con el inconsciente porque contiene valiosa información, en imágenes, de quien creemos ser y hacia dónde suponemos ir. Allí están también las imágenes mentales positivas o negativas que almacené, acerca de mi pasado y las conjeturas acerca de mi futuro, (creencias) lo cual ejerce un fuerte efecto sobre mi presente, el que será positivo o negativo según sean las creencias predominantes. Cuando la voluntad y la imaginación están en conflicto, la imaginación siempre vence; porque la fuerza de la imaginación es el cuadrado de la fuerza de la voluntad. Pero cuando están de acuerdo ambas se refuerzan o multiplican. “En la vida no siempre sucede lo que uno desea, pero sí sucede lo que uno imagina”.
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