(Resumen del PDF de Emilio Carrillo, con agregados propios)
Todos queremos una nueva vida y una nueva humanidad y lo lograremos por medio de una disidencia radical, creativa, pacífica, compasiva, activa, valiente y tierna. Los días pasan, cada uno demasiado parecido al anterior; y al que lo seguirá… ¡Hay tanto desconcierto! Se lo debemos al coronavirus COVID-19. Nos preguntamos: ¿lo que está ocurriendo tiene precedentes en la historia de la humanidad?, las vidas de miles de millones de personas -salir, entrar, viajar, qué hacer, dónde ir, con quién estar, las relaciones familiares y sociales, las actividades culturales y deportivas, el contacto con la naturaleza…- ¿en manos de quienes está?, ¿de los gobiernos de cada país?, ¿o de las multinacionales?
Yo me pregunto: ¿Hay algo que podamos hacer aparte de acatar órdenes? Necesitamos investigar lo que está pasando. Muchos en el mundo no actúan pues los paraliza su miedo, y también hay mucha indolencia, gente que se refugia en las “versiones oficiales”, lo escuchado en noticias de radio y TV, o se mantienen en ensoñaciones banales que les permitan permanecer en su zona de confort. Sin tomar cuenta que esa pasividad y apatía los lleva a la ansiedad y a la depresión y a la ridícula esperanza de que todo esto pase y las cosas vuelvan a ser como eran.
Y, entre tanta niebla, nos corresponde buscar y encontrar los resquicios de luz que nos permitan “ser nosotros mismos” y abrir las puertas a otra sociedad y a una vida que realmente sea “Vida”. En definitiva, a una nueva humanidad.
Para avanzar hacia ella, la clave es la consciencia. Su significado es ir más y más hacia el interior, la de conocerse a uno mismo, tanto en apariencia física, emocional y mental, como en Esencia. También abarca lo exterior, el conocer la realidad que nos rodea. Ambas miradas han de abrirse en equilibrio, esto despliega en nosotros la capacidad de interactuar con el mundo por reconocer lo que realmente somos. Por tanto, para que la “Consciencia” sea tal, hay que unificar lo interior y lo exterior: que la introspección sea acción; y que la acción brille desde la introspección.
Necesitamos inspirarnos en la vida y la obra de los Maestros de todas las épocas y culturas y comprobar hasta qué punto, incluso a costa de dar la propia vida, llegó su compromiso social, recordando siempre que “Así como es arriba es abajo, y así como actuamos abajo repercutimos arriba”.
Hemos de atender los acontecimientos distópicos actuales, y tomar conciencia que de ellos brota la “disidencia consciente” ante lo que sucede y ante lo que se avecina. Esto es una invitación a la re-evolución. De esto se trata en el aquí-ahora que vivimos. Lo que siempre nos debilita y nos hace sumisos es el miedo, dado que nuestro pequeño yo perecedero es temeroso por propia naturaleza.
Los que gobiernan hacen lo que quieren con un rebaño tan dócil y obediente, consiguen que estemos dispuestos a renunciar a nuestros derechos, y a ceder privacidad y libertades a cambio de una supuesta protección. Una protección con represión que provoca no solo dolor y sufrimiento para la humanidad sino también para el conjunto de los reinos y especies que conviven en la Madre Tierra. No queramos reformar o rehabilitar una casa que está en ruinas desde los cimientos. ¡Construyamos lo nuevo! Hablamos de una disidencia válida, fructífera, que sirva, para así poder vivir nuestro propio estilo de vida, en sentimientos, pensamientos y sobre todo permitir que nuestro ser profundo pueda expresarse, cuidar así nuestra parte espiritual. Una disidencia así no se enfoca contra nadie ni contra nada. No nos deshumaniza ni desnaturaliza, no entra en conflictos ni enfrentamientos con nada, simplemente deja que lo viejo se derrumbe. Construir lo nuevo es nuestra única y gran responsabilidad. Por tanto, la disidencia consciente es, a la par, una acción que se manifiesta en actos, se configura como un propio modo de vida interior con una visión exterior y un compromiso equilibrado entre ambos. Por todo lo enunciado, la disidencia consciente ha de ser radical, pacífica, compasiva, creativa, y activa. Esta consciencia expandida nos guiará a una Nueva Tierra mucho más compasiva. Sólo así nuestro Ser más íntimo y certero podrá irradiar pura conmiseración e infinita alegría sin que pueda asomar el mínimo juicio o resentimiento. Ser creativos y poner nuestra energía, al servicio de construir lo nuevo. Esto nos llevará a que nuestras propias vidas -comportamientos, acciones, palabras, emociones, pensamientos…- se transformen y sean la semilla de esa nueva humanidad que deseamos todos. Vemos entonces que una Acción Consciente nos impulsa a lo que Buda llamó la Acción Correcta. Y necesitaremos también ser valientes para tener sed de Justicia y trabajar por la Paz sin temor a ser injuriados, calumniados o perseguidos. Si bien los medios dicen que se avecina un “estado policial digital” allí, llegado el momento, sin temor y como familia o grupo resolveremos lo que nos corresponde hacer.
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