¿La Amígdala y el Hipocampo, por su ubicación, tendrán también que ver con la glándula pineal, la intuición y el tercer ojo?
Porque me interesa lo de la “Intuición” desde hace mucho tiempo, en estos días en que tuve que hacer reposo, comencé a leer un libro que por casualidad, (yo le digo sincronía), llegó a mis manos. Es de Neurociencias, recopilación de varios escritos de Facundo Manes, y trata sobre “El Cerebro Humano”. Allí dice que conocer nuestro cerebro nos ayuda a vivir mejor, a saber quiénes somos, y para qué vinimos a este mundo esta vez. Hace foco sobre la “Memoria”, y todo lo que con ella se relaciona: el área “Pre-frontal”, (parte del cerebro que nos hace más humanos), el “Hipocampo”, (área del cerebro clave para el aprendizaje y la memoria), y la “Amígdala”, (casi pegada al Hipocampo que detecta y expresa emociones preservando así nuestra vida. También la “Atención” es crucial para poder recordar. Esta pequeña introducción a mi pregunta de hoy, da para desarrollarla en otra charla.
He escuchado al respecto de mi pregunta varias cosas y entonces reflexiono: si la “Glándula Pineal” es sensible a la luz y entre otras funciones nos avisa de los cambios de luminosidad para que despertemos o vayamos a descansar, deduzco que al sutilizarse las vibraciones luminosas, nos activa, nos aspira hacia lo “Alto”, hacia un crecimiento para ser nosotros mismos, para aceptarnos, así, con nuestros aciertos y también con nuestros errores, y para que poco a poco, paso a paso, seamos “Fuentes de “Luz”, y así ser los inspiradores de otros para que también puedan crecer hacia la “Luz”.
Todos los seres vivos crecen hacia la luz, hacia arriba y de eso depende su desarrollo y su evolución como especie. Nuestra evolución como especie es hacia una mayor “Consciencia”, y como una pregunta nos abre a nuevas preguntas, comprendo que para evolucionar la humanidad necesita salir de la “Inconciencia” en que está. ¿Y por qué hemos llegado a este grado de Inconsciencia? Porque la espiritualidad ha dejado de interesarnos, como ocurría antiguamente. Porque estamos muy atraídos por todo lo que nos ofrece el mundo externo, por querer más y más de todo, o sea debido al “consumismo”.
También, la mejor hora para meditar es a la mañana temprano, cuando las vibraciones de la luz crecen hacia una mayor luminosidad, lo que implica, más silencio, más expansión, más sutileza, hasta llegar a sentir que somos Uno con todo lo que existe, que somos “gotas de Universo” y como tales, partícipes y responsables de esa trama Divina que nos une, de ese Campo Bio-energético que entre todos formamos.
Además, una intuición refinada necesita de la sensibilidad, pero como en general la sensibilidad duele, a menudo gente muy sensible, para evitar ser herida, se torna agresiva, y allí pierde contacto con su fina intuición. La intuición vive cerca de la verdad. La gente asertiva, a menudo, se torna agresiva por estar tan seguros de tener la razón, de que su postura es correcta. Pero uno puede ser veraz sin ser hiriente.
Resumiendo: deduzco que tanto el Hipocampo como la Amígdala, por su ubicación física, tan central y tan cercana a la Glándula Pineal, tienen que ver entre sí, y también con nuestro poder intuitivo, que denominamos “Tercer Ojo”. Se afectan mutuamente y así nos demuestran que nuestro cerebro y nosotros mismos somos organismos muy complejos.
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