El despertar de la mente es como una verdadera resurrección. De nuestros pensamientos, del interés, y de la armonía de nuestros sentimientos, dependerá el que nuestra mente despierte, o siga dormida. En general, la mayoría de los humanos, vivimos en un estado de ignorancia y confusión respecto a lo que puede ser nuestra vida. Podría decir, que somos demasiado superficiales, que no ahondamos, en lo que significa cada situación que estamos viviendo. La vida es mucho más que lo que podemos apreciar con nuestros cinco sentidos. Tenemos que hacer intervenir a nuestra conciencia, que es parte de la “Conciencia Infinita”.
¿Cuáles son las posibilidades de aumentar nuestro estado de conciencia? 1) – Permitiendo que la meditación nos ayude a sobrellevar los enojos y la ira, pues, desde la primera sesión, notaremos que nos produce un notable bienestar emocional. 2) – La práctica regular del yoga restaura la armonía mente-cuerpo, y es un buen tratamiento para el decaimiento, la frustración y la depresión. 3) – Volver a la Madre Naturaleza nos cura espiritualmente. Al trabajar en el jardín, o dar un simple paseo por lugares arbolados, enseguida sentimos sus beneficios. 4) – Expresarse siendo creativo en lo que sea que hagamos, nos hace ver el lado positivo de la vida. 5) – Hacer servicio desinteresado, ser altruista, escuchar y compartir tu vida con otros, todo eso nos produce felicidad.
Nuestra mente se despertará, cada vez más, al desarrollar la “Intuición”. Tengamos en cuenta que hay vibraciones sutiles que dirigen todo este mundo. Y, ¿Qué es la Intuición? Es un factor desconocido por la mayoría de nosotros, que se ve potenciado por el trabajo interior. La Intuición, desarrolla la inteligencia y uno empieza a notarla cuando equilibras los extremos: pasión con ser desapasionado; el beneficio con el servicio; la agresividad para conseguir cosas con compasión para retribuir a la sociedad. Podemos decir que “la intuición es el pensamiento correcto en el momento correcto”, y es un componente importante para el éxito en la vida.
Preguntémonos: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Será sólo dormir, comer, hacer mi rutina y divertirme? Todos necesitamos observarnos y reflexionar sobre nuestras emociones: ¿Cuál es la causa de este decaimiento, o de esta ansiedad?, ¿Cuál es la causa de esta alegría? Hemos de canalizar nuestra energía en alguna actividad, emocional, física, o mentalmente, sino esa misma energía se volverá hacia adentro de uno y va a transformarse en inquietud, agitación o agotamiento. La vida nos brinda tantas posibilidades de ser felices, pero no se trata de sólo tomar, también tenemos que dar. “Cuando solo agarras, sientes obligación. Cuando das, sientes libertad”.
La felicidad no nos llega por talentos o habilidades que desarrollemos. Tenemos que darnos cuenta de quiénes somos, a través de la propia introspección, para que la felicidad sea una realidad, no una quimera. Uno no puede manejar la mente desde el nivel de la mente. No basta con forzarse a uno mismo a tener pensamientos positivos. Aquí comprobamos que conocer el secreto de la respiración puede realmente transformar vidas. A medida que el Prana asciende en el cuerpo, uno comienza a sentir una transformación, como una experiencia directa y no como un ejercicio mental forzado. Nos sentimos más felices, creativos y con más control de la mente y las emociones.
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