El ego freudiano es un aspecto de la mente que juzga, intentando resolver la realidad externa y equilibrar los conflictos internos entre los impulsos primitivos y la conciencia. Considera que una personalidad es saludable cuando es realista y equilibrada. En cambio el El ego espiritual, es una autoridad protectora, un superego que no juzga, no castiga, es benigno, y su misión es educativa. No se proyecta en el mundo externo, ni se vuelve contra uno mismo.
Cuando necesitamos curar alguna dolencia física¿Cuál sería la “verdadera curación? Es la que se produce de por sí, naturalmente, cuando se trascienden los niveles inferiores de conciencia. Para ello hemos de necesitar ejercitar la voluntad espiritual.
Esta voluntad espiritual (que se ejercita con intención, invocación, meditación u oración), inicia un proceso que no pertenece al ego voluntarioso sino al Ser espiritual. Esta es una experiencia transformadora, milagrosa que nos devuelve la paz, la alegría y la salud. Participar en grupos espirituales potencia este fenómeno. Se termina diciendo: “Ahora lo veo de otra manera”. Cambia todo cuando aparece la compasión por la fragilidad humana. Desaparece el miedo, el odio, y el deseo de castigar al culpable cuando pudimos re-significar conflictos del pasado.
Cuando nuestro ego toma una posición a favor o en contra de algo, allí somos dominados por él propio ego, pues él es quién nos saca de todos nuestros deseos de no juzgar. Al tomar una posición en favor o en contra de algo o de alguien, estamos juzgando, desciende nuestro nivel de consciencia, entramos en la negatividad, en la ilusión, en lo lineal: línea del tiempo y del espacio… De todo eso se alimenta el ego. Esta es su única fuente de energía y de poder.
El ego divide los sucesos en polos opuestos, (atacante/víctima) proyectando la culpa hacia adentro o hacia afuera como odio, cosa que contribuye a aumentar nuestros miedos permanentes. También se define al ego como una brújula errónea que muchas veces nos da orientaciones equivocadas. Países enteros han sido devastados por falsas creencias, ilusiones y por la incapacidad de reconocer la falta de integridad de algunos líderes. (locura de las masas)
En el plano espiritual no existe ninguna justificación para un resentimiento. Esto el ego no lo puede admitir. Para sanar has de decidir: seguir aferrado a tu lista de todos los agravios recibidos o renunciar a ellos. Elegir el perdón en lugar del odio, tiene otra energía, otra sabiduría. Quien más se beneficia del perdón es el que perdona, no el perdonado. Decidir aquí es un acto de la voluntad, igual que decidir ser o no ser feliz.
La fuente del poder transformador no puede estar en la mente, el yo personal, ni en el ego. Solo esa cualidad no lineal de la conciencia que llamamos “voluntad” puede disolver el posicionamiento del ego. El poder curativo de la Gracia sí puede cambiar la visión de nosotros mismos y la de cómo vemos a los demás.
¿Cómo afecta todo esto al Ser real? El Ser real no se ve afectado porque lo verdadero es inmune a la falsedad. Distintas voces de personajes internos tratan de dominar y ganarse la lealtad de uno mismo. El ego considera que todo lo espiritual, que no puede comprender, es malo y lo denigra.
¿Los culpables quedarán sin castigo? Todos somos partícipes responsables y estamos sujetos a la justicia universal. Cada alma flota según su propio nivel de flotabilidad, que no se debe a ningún acto arbitrario del mar. No hay nada accidental en el universo. Los acontecimientos nos resultan imprevisibles e incomprensibles para el ego lineal limitado al paradigma de causa-efecto. Las personas se congregan en grupos afines, porque todos están sintonizados en un mismo campo de atracción, así también nadan en grupos los peces y vuelan los pájaros en bandadas. Cada campo magnético responde a campos magnéticos más y más sutiles y poderosos.
¿En qué consiste el proceso de “deshacer”? Son mecanismos de reparación, confesión, y re-dedicación moral,y también compensación con buenas obras. Esto se aplica tanto a lo individual como a lo social, reemplazando totalmente a la idea de castigar.
¿Alguna vez terminaremos de aprender? Las lecciones sólo pueden aprenderse mediante el despliegue de la experiencia a lo largo del tiempo. A los 30 años uno no dispone de toda la información de que dispondrá a los 50 años. Con humildad podemos considerar que cada momento conlleva cierta limitación. Aprender a través de equivocarse es el destino de la condición humana. Nuestras elecciones y decisiones se basan en lo que pareciera ser la mejor opción. La persona de orientación espiritual puede sentirse agradecida por contar con “herramientas” que guían su comportamiento de manera realista
¿Por dónde empezar el trabajo interno para una evolución espiritual? Primero habrá un período de estudio, de visita a grupos espirituales, lecturas, conferencias, encuentros o retiros. Luego uno se enfoca en un viaje interno de autoexploración, con una dirección general bien clara que entusiasme y pueda mantenerse en el tiempo, para que no aparezca el desánimo y se abandone el proyecto. Será muy importante conocer cómo opera nuestra consciencia, cómo nos habla, ver que sea benigna, constructiva, que sea nuestra aliada y maestra con fines educativos. Nuestra tarea consiste en reconocer honestamente faltas o defectos de carácter, sin generar por ello culpa o resentimiento hacia uno mismo u otros. Así el perdón reemplazará a la condena. Una conciencia madura es una herramienta y guía útil con la que uno está de acuerdo por propia elección. También en la conciencia podemos observar aspectos inmaduros, y hemos de aceptarlos con humildad, paciencia y compasión. Nuestro objetivo último será trascender comportamientos aprendidos de la mente/ego, mediante el poder de la Irradiación del Ser que re-significa toda nuestra vida de manera benigna.
Otra herramienta muy útil en el trabajo interior es el sentido del humor, pudiendo llegar a reírse de uno mismo, y de lo absurdo del teatro de la vida.
¿Cuál ha de ser el resultado de un trabajo espiritual maduro? es el crecimiento, y la educación gratificante, que conducen a una mayor alegría y felicidad. Su experimentación bien vale el esfuerzo. La maduración es un proceso que dura toda la vida. “Las canas se ganan una a una”.
Otra herramienta muy útil en el trabajo interior es el sentido del humor, pudiendo llegar a reírse de uno mismo, y de lo absurdo del teatro de la vida.
¿Cuál ha de ser el resultado de un trabajo espiritual maduro? es el crecimiento, y la educación gratificante, que conducen a una mayor alegría y felicidad. Su experimentación bien vale el esfuerzo. La maduración es un proceso que dura toda la vida. “Las canas se ganan una a una”.
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