Estamos justo en el solsticio de invierno, como todo ser vivo yo aspiro hacia la luz, me gusta más que la oscuridad, y si bien la acepto, siento la gran alegría de que los días se empiezan a alargar a partir de hoy. Cada día damos un paso más hacia la luz, hacia lo nuevo, hacia el descubrimiento de ese potencial que ya traemos dentro nuestro, un verdadero tesoro, un regalo que ahora nos pertenece, y hacia el que toda la vida nos acercamos, deseándolo conocer.
Pero este tesoro que nos fue dado, no solamente se nos entregó para nuestro deleite, sino como un potencial, para que una vez desarrollado, podamos compartirlo con todos los seres para que también avancen hacia la luz, la felicidad, el disfrute, la comprensión de que la vida no es “pesada”, no es “difícil”, no es “una lucha”, como nos siguen diciendo, la vida es muy simple, hermosa, y responde a leyes universales, que es interesante que vayamos conociendo.
Existe un potente flujo de energías ilimitado e inteligente, que permea cada aspecto de toda la existencia. Como los peces en el mar, esa energía infinita y universal es nuestro ambiente, y está también dentro nuestro siempre lista para ayudarnos a crear una vida más rica y equilibrada. ¡Esa es la guía cósmica!
Cuando conseguimos alinearnos con ella, vivimos la vida como una aventura, fluyendo con cada suceso que va pasando. En ese momento de responder a la situación que se nos presenta, allí al decidir lo que haré o no haré, es cuando realmente somos nosotros mismos decidiendo, auténticos, verdaderos, y felices. Es cuando más aprendemos de nosotros mismos y de la vida, por estar allí, completos, en ese preciso momento presente. ¿Cómo podría no surgir el agradecimiento?
Todos disponemos de ese potente flujo energético que dentro nuestro algunos lo denominan el “subconsciente”, 90 % de nuestra mente pensante, maravillosa computadora que guarda todos los sucesos, emociones y circunstancias que hemos vivido en esta vida. ¿Lo reconoces?, ¿Cómo lo nombras?, ¿Lo tienes en cuenta?, ¿Sabes que puede contestar todo lo que deseemos saber sobre nuestra propia salud, o la de otros que quieran nuestra ayuda al respecto?, ¿Que desea guiarnos hacia nuestros objetivos, ayudarnos a alcanzarlos? A mí me gusta llamarla “mi Alma”.
Para que eso ocurra, tu intención tiene que ser muy clara, la dirección de tu camino de vida tiene que ser muy claro, y tienes que sentirte comunicado con esa energía infinita, y agradecido, manteniendo ese sentimiento de alegría y asombro pues lo que deseas ya está en gestación, casi al mismo tiempo que puedas formular en palabras cuál es tu meta.
Y entonces nos preguntamos: ¿dónde se gesta “mi intención”, en mi mente, en mi alma, o en esa energía universal que está conectada con todos nosotros? Eso es lo que yo llamo la guía cósmica: “un poco más por acá y te será muy fácil”, al mismo tiempo, en el mismo momento en que decido: “si voy un poco más por acá, me será más fácil”.
Cuento ahora una vivencia que ejemplifica esto: No puedo decir desde cuando está en mi mente que en algún momento tomaré un turno para que me hagan un masaje ayurvédico…, creo que desde hace como 10 años cuando estuve en la India y mis recursos no me permitieron acceder a uno. La cuestión es que por un mensaje telefónico, me avisan que ciertos días feriados y en determinados horarios, habría una rebaja en los precios de esos masajes. Sentí esa voz interior que me decía: – “Ahora puedes”. Tomé el turno, me hicieron el masaje con aceites especiales para mi tipología física, y sentí tanto placer, tanta admiración y agradecimiento a esas manos expertas que conocían su oficio, esa manera de ir a lo profundo, llegar a cada órgano, a través de deslizarse danzando por la superficie, y comprendí varias cosas al haberme permitido esa experiencia.
Comprendí que hay algo dentro nuestro que nos guía, y sabe cuál es el mejor momento para cada cosa. 2) – Pude ver también cuántas cosas habían cambiado en mí, “la confianza y la entrega total”, estaban ahora instaladas en firme. 3) – También pude darme cuenta lo importante que era para mí, en esta etapa en la que estoy, el “intercambio energético” de aprecio y reconocimiento, que hubo mutuo entre estas dos mujeres que recién se conocían por primera vez. 4) – La seriedad y responsabilidad de ella al compartir ese conocimiento para ayudar al bienestar y la salud de las otras personas. 5) – Y también me di cuenta de cuánta necesidad tenemos las personas mayores, que vivimos solas, de ser tocadas, acariciadas, abrazadas y con tiempo. 6) – Tiempo como para decir : «tengo mucho tiempo, casi dos horas para estar contigo, no hay apuro de nada…” 7) – Pongo mi intención en acordar un encuentro mensual de estos, tan beneficioso para el físico y el alma. Solo me queda mantener en mí este agradecimiento y alegría que el suceso me produjo.
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