Nuestros depósitos de energía son: el plexo solar, para el poder, el corazón para las emociones y sensaciones, y la cabeza para la creatividad y la visión. Equilibrar esos centros es el trabajo del Amor, para que podamos alcanzar la plenitud. Todos estamos dormidos, pero podemos despertar para que el Amor, (que siempre nos busca), nos encuentre abiertos para recibirlo.
Para eso necesitamos transformar las inseguridades y tristezas en pura alegría. Porque el día de hoy es único y tan maravilloso como el acto de enamorarse, tenemos que sentir pasión por la vida y, para eso nacemos acá. El Universo quiere que así sea, aunque tendremos muchas cosas que vencer. Pero también podemos elegir, contemplar y sentir cada momento con amor, aunque por ahora nos sea imposible.
Un verdadero amor es aquél que no permite que haya gente sufriendo, aunque, la mayoría tenemos la opción de elegir entre sufrir, o trabajar internamente para no sufrir… Ese misterioso “Poder” que a veces sentimos está por todas partes. Todo lo que ocurre, para quienes lo están viviendo, es una verdadera prueba porque la Consciencia Infinita, quiere saber si serás un posible futuro colaborador suyo.
Los seres humanos, por nuestros tres centros de poder, somos más poderosos que muchas otras criaturas terrestres, y eso nos obliga a desarrollarnos, a crecer tanto externa, como internamente. Y si nos entregamos al Amor, él nos guiará. El Amor, como fuerza cósmica, necesita sus colaboradores acá en este mundo, tenemos que salvar esta maravillosa naturaleza, que es quien nos provee de nuestros alimentos.
Y la llamo maravillosa naturaleza porque nos brinda no solamente el alimento físico sino también el espiritual. Me estoy refiriendo a que, un paseo por un parque o un bosque, nos otorga tanta belleza y tan increíble y mágica paz, que muchas veces no sabemos a qué atribuirla. El estar atentos a estos cambios internos, que en general nos pasan inadvertidos, es a lo que llamo “Trabajo Interior”.
Podemos encontrar maestros que nos guíen, sea lo que sea que deseemos aprender, y nuestra mente no tiene que tener conclusiones formadas respecto a ese asunto. Necesitamos tener plena libertad para poder inquirir acerca de ese tema, y estar realmente interesados. Esto será una verdadera revolución, que va más allá de lo personal y lo social. Será una mutación fundamental para la psiquis humana.
Todos sabemos que la humanidad debería cambiar si queremos terminar con las guerras. Para que eso pueda ocurrir cada uno de nosotros debería terminar con los enojos, peleas y discusiones domiciliarias, o grupales… y empezar a mirar las discusiones internas entre lo que dice nuestra mente, y lo que nos aconseja el Alma. No olvidemos que la mente es la voz de nuestro ego que solo ve una parte, no el todo.
Yo me pregunto: ¿Alguien que le da la espalda a una oportunidad, puede cambiar su vida? Este mundo material no nos satisface, pero nos sentimos atraídos por él. He de dejarme conducir por mi felicidad, por el Amor, así con mayúsculas, pues solo nos facilitaría que nosotros mismos abramos la puerta y entremos al mundo de la felicidad, esa puerta que los Santos, (personas como nosotros), se animaron a abrir.
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